Escuchar las palabras «pandemia», «lockdown» y «educación virtual» en marzo de 202o produjo un shock total en mí. No quería aceptar la nueva realidad. Los cambios fueron tantos y tan repentinos que necesitaba un tiempo para procesar lo que estaba pasando.

Cuando recibí la noticia de que había llegado el COVID-19 a Puerto Rico yo me encontraba en un día de trabajo en el Viejo San Juan. El Corona Virus llegó a Puerto Rico en un crucero, justamente por el área donde me encontraba. Eso produjo un respeto hacia el virus y un sentido de cuidado ante el contagio. Mi día de trabajo terminó con una carta de la universidad que circuló por todos los medios de comunicación masiva. La Universidad del Sagrado Corazón nos ordenó a desalojar el campus y esperar la nuevas instrucciones sobre los cursos. Reinaba el shock y el deseo de saber qué iba a pasar y por qué estaba pasando.

Tengo que reconocer que la pandemia fue un regalo de parte de Dios a mi vida. Necesitaba que lo urgente se detuviera para resolver lo importante. Apartada y en silencia resolví una inquietud que no quise atender antes. El ajetreo y la carga del diario vivir no me dejaba atender los asuntos importantes que debí resolver por resolver los urgentes e inmediatos. El asunto importante era que no sentía que debía terminar mi bachillerato en Periodismo. Luego de buscar dirección de Dios en este asunto, ahora estudio Mercadeo y pasé mis cursos de periodismo a electivas. Todo salió tan bien que ahora termino mi bachillerato antes del tiempo estipulado.

Karla Beatriz
karla-beatriz@kbeatrizpacheco.wordpress.com