«Los estudiantes universitarios que estudian música se enfrentaron a un cambio de dinámica al ser educados por las limitaciones que les puso la tecnología y un salón virtual en este inicio de semestre.

Los profesores establecieron otras maneras de enseñar por no contar con los instrumentos necesarios para enseñar música ni el espacio adecuado para dar la clase.

Un caso particular fue el de Claudia Isabel Rivera Sánchez, quien estudia Educación Musical en el Conservatorio de Música de Puerto Rico.

Rivera Sánchez es la primera estudiante sorda ingresada al Conservatorio de Música. Por ese motivo, la estudiante se describió como “el experimento” de su institución, ya que con ella el Conservatorio de Música de Puerto Rico hace todo por primera vez para ver si resulta o no.  

En un salón presencial, Rivera Sánchez tomaba su clase de solfeo, lectura de música, al solfear junto a su clase, todos la vez. Con el surgimiento de la pandemia, su profesor tuvo que reestructurar su método de enseñanza de manera que fuera más efectivo en el salón virtual. Ahora, los estudiantes solfean uno a la vez, lo que hizo que el tiempo de la clase pasara más rápido y cubrieron menos material. 

Una limitación que tiene el salón virtual para Rivera Sánchez es que no puede sentir la vibración de la música. Las personas sordas pueden sentir los sonidos por la vibración en un lugar, algo que claramente un salón virtual no tiene. 

La estudiante considera que un factor clave en la educación de un músico que solo pueden obtener de manera presencial es lo visual. Rivera Sánchez tuvo dificultad en su clase por no ver a su profesor completo. La imagen del profesor que se puede presentar en un salón virtual limita al profesor al no poder presentar ejemplos corporales que llevan al estudiante a comprender los conceptos mejor. 

Rivera Sánchez indicó que la música era una experiencia humana y no se explicaba cómo se podía tener esa experiencia humana de manera virtual.

Al igual que Rivera Sánchez, la estudiante de Comunicación General con una concentración menor en música de la Universidad del Sagrado Corazón, Amaris González Quiñones, afirmó que un semestre virtual “ha sido bien difícil.”

González Quiñones expresó que su desarrollo profesional “se ha visto un poquito afectado.” La falta de un profesional que adiestre a la estudiante de manera presencial hizo que la estudiante no sepa si mejoró o si hizo el ejercicio de manera incorrecta.

Un profesor en un salón presencial podía corregir al estudiante con más detalle, ahora González Quiñones pone en práctica el material aprendido sin saber si lo hace correctamente.

El instrumento de González Quiñones es su voz y un reto que enfrentó fue no saber si 

colocaba la voz bien al momento de vocalizar. 

La vocalización es calentar la voz antes de cantar y consiste en varios ejercicios tocados en el piano para mejorar la agilidad vocal. 

Debido a que González Quiñones no es experta tocando el piano ni es una profesional para divisar si está colocando la voz correctamente, no puede vocalizar como es debido para ampliar su agilidad vocal y crecer como cantante. 

Durante las primeras semanas de educación virtual, Gonzalez Quiñones no entendió el material y no pudo preguntar con facilidad. La estudiante definió la nueva modalidad del salón virtual como un espacio con menos libertad.»

Karla Beatriz
karla-beatriz@kbeatrizpacheco.wordpress.com